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Arona 03 de Maryo de 2016
El jardín de los recuerdos para el mejor amigo del hombre
“Las mascotas son consideradas como uno más de la familia, y no queremos verla tirada en un vertedero o algo peor” En Costa del Silencio hay una pequeña parcela privada en la que se encuentran aproximadamente una treintena de tumbas de perros.
“Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, porque son fieles a sus amos y obedecen toda orden, pero llegaste tú y nos mostraste un amor incondicional, y dejaste de ser perro para convertirte en familia”. Estas son algunas de las muchas frases o dedicatorias que se pueden encontrar en un cementerio de mascotas.
La muerte de una mascota puede ser, muchas veces, comparada con la de un ser querido. Los lazos que los dueños establecen con sus animales son muy especiales, cariño, lealtad, respeto y complicidad son las cualidades de esta relación que sólo el que tiene un animal doméstico puede entender. Y qué pasa cuando ese amigo se nos va, qué hacer con su cuerpo, a dónde vamos a despedirlo o a dónde vamos a visitarlo para recordar los grandes momentos vividos.
Aunque para algunos la muerte de la mascota sea un trago menor y carezca de importancia, hay que despedir al animal de una manera ética, moralmente correcta y sobre todo, con responsabilidad. En ese sentido, en el Sur de la isla, y posiblemente en el resto de ella, no hay ningún lugar donde los dueños de mascotas puedan ir a darle el último adiós. Aún así, en Costa del Silencio hay una pequeña parcela privada en la que se encuentran aproximadamente una treintena de tumbas de perros, gatos, aves y otras mascotas domésticas que un día fueron la alegría de un hogar. Un sitio íntimo y casi secreto en el que el amor por las mascotas sigue viéndose reflejado en las elaboradas tumbas. “Las mascotas son consideradas como uno más de la familia, y no queremos verla tirada en un vertedero o algo peor”, indicaba una solitaria mujer mientras limpiaba el nicho de su perrito. Los dueños, dice, “agradecemos mucho que haya un sitio de estas características”.
Cuando una mascota muere, la única manera legal de deshacerse de sus restos es recurrir a un médico veterinario. La mayoría de las clínicas dedicadas al cuidado de los animales mantienen convenios con empresas incineradoras, pero los precios por este servicio llegan a los 200 euros. Por esta cantidad que algunos no pueden pagar, algunos ciudadanos optan por enterrarlos en espacios públicos o arrojarlos en los contenedores, una práctica ilegal y poco higiénica.
En Canarias, solo en Las Palmas hay una empresa que se dedica al a cremación de las mascotas; en La Laguna, se estudió hace unos seis años abrir un cementerio de mascotas, y en el Sur de Tenerife es algo que “agradeceremos cuando lo hagan”.
Fotos: Dux Garuti.
