eldigitalsur.com - Mi padre se fue al más allá. Por Juan Santana 810
Las personas que sonríen o cantamos, muchas veces nos toman por locos, porque olvidan que cantamos para matar la rabia como los pájaros enjaulados o los que cantan en libertad para despistar al depredador y alejarlos de sus crías. Falleció el 20 de agosto del año 2.016, un sábado inolvidable porque cuando eran las diez de la mañana, llegó el médico con todos los materiales para enviarle al otro mundo y cuando entró en la habitación la primera frase que pronuncia mi padre fue, “¿Me voy ya, verdad?” y el doctor con todo el amor del mundo y convencido de que así quería, respondió, “Si, Juan nos vamos”. Mi padre pregunta, “¿Duele mucho la forma?” y el doctor responde que será un simple pinchazo. Mis dos hermanos en ese momento estaban en cualquier lugar y mi madre y hermana, estaban en la casa, pero no fueron capaces de ver como pinchaban a mi padre y sin embargo sin ánimos de ser más que nadie, tuve la fuerza de mirarle a sus ojos para decirle algunas palabras y entre ellas, “Te quiero mucho papá”, pero mi última frase antes de que cerrara sus ojos, “¡Te quiero papá, nos vemos!” y nos miramos, con esa sonrisa entremezclada entre alegría y tristeza, pero con la fuerza de aguantar las lágrimas, porque sentía la obligación de ser duro, muy duro. Luego lloré mucho y seguiré llorando en las madrugadas, hasta que el destino marque.

Comparto con todos, que hubo momentos de gloria cuando una de las veces los médicos llegaban hacer las curas y mi padre quería que tocara la guitarra, sea la hora que fuera. Incluso uno de los médicos que vino aquella mañana de sábado, pidió que tocara blues y cuando terminó de curar a mi padre, cogió la guitarra y era más bueno que yo tocando y sonreí, feliz, muy feliz. También toqué en la Iglesia cuando entraron la caja desde la puerta hasta el altar y la Iglesia estaba llena de amigos y conocidos, siendo una prueba de que tan mala persona no era y eso que era domingo veraniego y sinceramente no avisamos a casi nadie, pero la voz corrió como la luz.

Hasta aquí comparto este duro momento, pero siento felicidad y orgullo de poder haberme despedido. Él me vio nacer y yo lo vi morir, pero todos nos encontramos. Gracias por leer y regalarme parte de tu tiempo, el tesoro más valioso del ser humano. Un abrazo.
01 de Septiembre de 2016
Mi padre se fue al más allá
Mi padre fue libre y decidió morir voluntariamente, porque el dolor era insoportable, porque tenía ochenta y cuatro años, porque no quiso que amputaran las piernas por la gangrena, porque sabía que tenía cáncer y el bicho mata lentamente, porque sentía que había cumplido sus obligaciones de padre, persona, de hombre y dejó su huella con sus mensajes a través de frases que convertiré en canción. Frases como, “La vida es como el boxeo y debemos aprender aguantar los golpes”, “En la vida hay que organizarse”, “Dónde quiera que vayas haz el papel de tonto y despídete como el más listo” y muchas más frases que a través del tiempo sientes que tenían sus razones lógicas. En cuatro meses sufrió y vivimos momentos inolvidables cargados de experiencia, donde ser positivo es la mejor actitud ante la vida, en una sociedad donde la mentira es la bandera más alta de cualquier lugar.