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Arona 24 de Febrero de 2016
Cada persona es como un barco de guerra
Cada persona es un barco de guerra y sus marineros o tripulación son las neuronas, el cuerpo, el pensamiento, las decisiones y actitudes

¿Cómo estás querido lector?. Espero que estés bien y con ganas de vivir con mayúscula. .
Seguramente muchos lectores de los pocos que leen y digo pocos, porque en el planeta habitan aproximadamente siete mil millones de personas, estarán pensando que estoy como una cabra, pero no discutiré dicha opinión, porque es verdad, gracias a dos o a Dios.

Cada persona es un barco de guerra con su tripulación y el capitán es el que toma la última decisión, buena o mala, eso es cuestión de cada historia. Los amigos verdaderos son aquellos que disparan a tu mismo barco, pero mientras puedas reparar los daños y seguir navegando siempre perdonarás la maldición del daño, porque la amistad existe, los verdaderos amigos existen y soy consciente de que todos tenemos algún amigo, aunque muchos ignoran la suerte de poder aunque sea el saberlo.

Los padres y hermanos, también podemos considerarlos como verdaderos amigos, aunque están mucho más arriba obviamente y también soportan los daños cometidos bajo la ignorancia, la mala educación o la sangre de gilipollas que desgraciadamente arrastramos y nos la tenemos que tragar, porque somos frutos de millones de ancestros y por nuestras venas camina la sangre de nunca vamos a saber de quién o quiénes, a no ser que en la otra vida podamos informarnos.

Nosotros todos tenemos familiares y seres queridos que inconscientemente nos hacemos daño mutuamente y muchas veces por niñatadas que están por la incultura o mala educación que arrastramos porque el destino nos marcó de esta forma.

Las mentiras interiores y exteriores están al orden del día y nombrando a los políticos solamente esta vez en esta carta, les diré que son muy culpables de fomentar el odio, las mentiras, el robo y añado que gracias a Dios tenemos políticos honrados, pero como están pegados a los que son de aquella manera, son cómplices mientras callen todas las maldades que están delante de sus  mismos ojos.

Volviendo al tema de que las personas somos como los barcos de guerra, pregunto, ¿Cuántas veces nos hacemos daño entre amigos y sufrimos en nuestros interiores?. ¿Verdad que sufrir en nuestros interiores es más duro que tener rabia?. La tristeza es un dolor invisible que tenemos que esperar a que cicatrice con el tiempo que conlleva, pero la rabia podemos calmarla con medicamentos, deporte o una patada a una mesa, para que el dolor cambie de sitio.

Muchas veces aguantamos los insultos de un amigo y nos callamos por amor, como todas las madres callan cuando sus hijos cometen fechorías y sin embargo el amor gana la partida y no el amor de amortizar, sino el amor verdadero, el brujo positivo.