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Entendemos que en el mundo actual no es una virtud, antes se denominaba virtud, que sea loada y cantada y homenajeada y buscada, e incluso, a veces, deseada. Es más, parece que las pocas personas que aún guardan la calma y la mesura y un grado de paz en los contratiempos son tenidos como menos, sin personalidad, sin carácter…
                      
Pero durante siglos, en los que se ha predicado e incentivado la paciencia para sobrellevar los múltiples sufrimientos y males de la vida, ha sido una aptitud y actitud y virtud muy apreciada. En el mundo grecorromano, que el estoicismo y los neoestocismos eran una filosofía con un cierto grado de resonancia en la sociedad, la paciencia, denominada ataraxia en su máximo grado de perfección, era una meta en sí misma. Quizás, debemos decirlo con realismo, a veces, exageradamente apreciada. Porque la paciencia como cualquier aptitud o actitud moral o ética debe estar en equilibrio con otras, como la verdad, la bondad, la justicia, la libertad, la prudencia, la fortaleza, etc.

Por tanto vamos a reflexionar mínimamente sobre esta forma de ser y de estar en uno mismo y de estar en el mundo, tanto sea a nivel individual o colectiva…

Aristóteles nos indicaría que la paciencia es el término medio entre aptitudes, en terminología actual entre la desesperación ante las vicisitudes negativas del existir y entre la aptitud indolente de no hacer nada y sufrir el sufrimiento por el sufrimiento. El término medio entre la ira-cólera y la indolencia o el no hacer-decir nada.

La paciencia es una forma de ser y estar y sentir que intenta guardar la paz y la mesura y la calma. Pero la calma en el interior para tomar la decisión teórica y práctica adecuada al problema y al sufrimiento en concreto. O dicho de otra forma y manera, la paciencia, el ser paciente es un plus de poder tomar una solución o respuesta, teórica o, y práctica adecuada al sufrimiento. Si perdemos la calma y la paciencia, el interior se convierte en un mar, en un seísmo en mayor o menor medida, por tanto, no podemos tomar la decisión correcta. Sea en la respuesta de la palabra adecuada, sea en la acción o acto adecuado posterior. Sé que puede ser en segundos la respuesta,  pero esa es la cuestión. Por eso, a no ser que sea una inminente obligación de juicio o enunciado o palabras o de acto o de acción, hay que esperar. La paciencia exige espera, en la mayoría de los casos.

En el judeocristianismo, sin entrar en la figura del santo Job, como figura extrema de la máxima paciencia. La paciencia era la cura contra la ira-cólera, sea de palabras, sea de emociones, sea de pasiones, sea de impulsos, sea de instintos, sea de actos... Porque es evidente, como hasta la saciedad se ha indicado “que la lengua ha matado a más personas que la espada”. O dicho de otra manera, la lengua antecede a la espada o al mismo tiempo actúan. Comprendemos que vivimos en un mundo complejo, se están lanzando a generaciones enteras al ruedo del toreo de la vida, sin haberles enseñado una ética-moral mínima correcta y probada durante siglos, ni una religiosidad-espiritualidad mínima aplicada durante siglos en Europa. ¿Y qué está sucediendo que estamos enviando a millones de seres humanos, adolescentes en su tiempo, adultos ya, a Alaska desnudos…? ¿Y de ahí nacen muchos sufrimientos, para ellos mismos y para los cercanos y para los demás…? ¡Desnudos…, sin las armas teóricas correctas para luchar con las fuerzas de la vida, a nivel moral y a nivel espiritual…! ¡De ahí nacen enormes sufrimientos y angustias, porque la vida lleva, al menos hasta ahora, los accidentes del existir, muchos sufrimientos-angustias-penas-dolores…! ¡No solo felicidades y alegrías y gratificaciones y risas, también penas y sufrimientos…!

En Occidente se ha cometido un grave error, que es olvidar y obviar y ningunear la tradición moral grecorromana tradicional, dicho de otro modo el aristotelismo, estoicismo, la moralidad medieval, la ética y moral probada y estudiada y analizada durante siglos y milenios. Por pensar que no es conveniente con un ateísmo, agnosticismo, materialismos, hedonismo, etc. Y éste ha sido uno de los mayores errores de Europa. Se podría haber perfectamente incentivado cualquier postura ideológica-filosófica-sociopolítica pero no haber renunciado a la “moral probada y analizada y estudiada y matizada durante siglos”. Porque ha dejado a varias generaciones desnudas ante el frío-calor-hielo-tormenta-huracán de la vida-existencia. Y el final ha sucedido que el ser humano occidental está angustiado, nunca ha estado tan angustiado como ahora, ahora, que precisamente, jamás ninguna generación en milenios ha vivido-existido con tantos niveles de bienes y riquezas en todos los sentidos, incluido el pueblo… sin negar los errores o las deficiencias… Un ser humano actual vive cien veces mejor que su bisabuelo de hace cien años. Al menos en Europa.

La paciencia, el que busca la paz, el que busca no perder la calma interior, ni la exterior, el que busca a cada estímulo interior o exterior dar proporcionalidad. No significa no hacer nada. Porque no hacer nada o no decir nada, sería ir hacia un extremo en lenguaje aristotélico, sino es dar la “respuesta adecuada, tanto de palabras o de actos en la circunstancia y situación concreta”.
                      
Por tanto, no hacer o no decir nada, no es la respuesta, aunque pueda serlo en determinada situación o problemática concreta, es decir, dejar el juicio práctico o teórico, la palabra o el acto, a un momento o tiempo posterior, pero en general, es una actuación adecuada a la realidad. Una reacción mesurada y con juicio. Ciertamente, en muchas ocasiones demasiado difícil de tomar, porque o no llegas o te pasas…

La paciencia como toda virtud, en lenguaje clásico, se cultiva. La paciencia como virtud de la paz, como algunos indicarían hay que plantarla, regarla, cuidarla, cultivarla, dirigirla. Por consecuencia, hay que equilibrarla con el resto de virtudes o de aptitudes correctas y adecuadas. No negamos que son malos tiempos para defender esta forma de ser y existir y de estar en el mundo, pero creemos que es ahora, aquí y ahora, cuándo y cuánto más se necesita, tanto para dirigir uno su propia existencia, sea la que sea, para dirigir su propio negocio de la vida, en su propia profesión, se pertenezca a un estrato social o a otro, a una ideología o a otra. Hoy, que pones el televisor o entras en una red social y, encontrarás ataques furibundos al hipotético o real adversario, sea de la política o de la ideología o del estrato social o cultural. Hoy, hoy más que nunca se necesitaría el desarrollo de la paciencia.

Podríamos indicar que en el tumulto del mar interior, lleno muchas veces de seísmos y volcanes y huracanes, lleno de deseos-pasiones-impulsos-pulsiones-instintos, y un mar interior lleno de ideas-conceptos-enunciados que no somos capaces de armonizar, y un mar interior lleno de estímulos y necesidades interiores y exteriores que no somos capaces de equilibrar… diríamos que hoy, la paciencia, la paciencia interior es una meta que deberíamos intentar, poco a poco. No se puede conseguir en un día, que deberíamos intentar obtener.
                      
Quizás deberíamos empezar, a dar respuestas más mesuradas en los juicios, abres páginas de internet, y da miedo, las redes sociales. Y al mismo tiempo respuestas más mesuradas en cuanto a la acción… Quizás, empezando por esto pequeño, empezando a aprender a leer lo más fácil un día quizás nos convirtamos en grandes escritores. Es decir, empezar por lo pequeño, en esta virtud-aptitud-actitud…
                      
Pero en esto como en todo, el escribidor-escritor sabe que se cazan más moscas con miel que con vinagre, pero es más fácil, dar buenos consejos que seguirlos, y que se hable de una virtud, incluso que se escriba y se argumente y se defienda, no quiere decir que el escribiente sea un ejemplo en ella. Pero al menos, todavía no ha perdido el norte, ni el sur, y todavía sabe lo que es el bien y lo que no es el bien. Cosa que hoy, parece estamos perdidos, como si estuviésemos en un mar-cueva-laberinto interior perdidos en nosotros mismos…

Para concluir, al menos, cuándo veamos a una persona que es paciente, y encontraremos muy pocas, al menos, no pensemos que no tiene carácter, ni personalidad, ni que es débil, porque posiblemente y precisamente es lo contrario, quizás sea más fuerte que nosotros. Cuando veamos, si es que nos encontramos alguna vez en la existencia, que alguien en vez de responder y hablar, deja tiempo al tiempo, y no da una respuesta con ira, sino con sosiego y con razones o con argumentos. O incluso se calla, porque la batalla se puede posponer otro día. Al menos no pensemos que es pusilánime. Porque hemos caído en la transvaloración de todos los grandes valores que nos han hecho grandes, durante siglos, desde los griegos, hemos caído, demasiadas veces, al mal llamarlo bien, y al bien denominarlo mal. Este es nuestro drama. Y esto aplicado a muchos tipos de actos y aptitudes, y desde luego, demasiadas veces a la cólera-ira, la denominamos con valores positivos, y a la paciencia-mesura-calma como imprudencia-debilidad… Nietzsche ha ganado en esto también, por desgracia.
             
http://twitter.com/jmmcaminero         © jmm caminero (27 mayo-10 junio 2016 cr).
13 de Junio de 2016
“Sobre la paciencia”    
Se podría definir la paciencia como soportar la vida, los sufrimientos, las angustias, las penas, los contratiempos con mesura, con calma, con racionalidad, con sentido común, con equilibrio según la situación, según el problema, según la cuestión. Pero la paciencia no es no actuar, sino actuar, de palabra o de obra de forma correcta a la situación.