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Vivimos en un tiempo que muchas concepciones que están en los campos morales y éticos y que atraviesan también las áreas del comportamiento social han caído en minusvaloración. Una de ellas es lo que siempre se ha dicho como amabilidad. Pero no una amabilidad fingida o manipuladora o engañadora o mentirosa, sino una amabilidad que nace y surge de lo más profundo del ser hacia otro ser…

Hoy lamentablemente en un siglo de tanta competitividad y tanta presión de consumo de tantas necesidades muchos seres humanos han caído en una falta de amabilidad, en una falta de respeto hacia sí mismos y hacia los otros, una falta de modales y palabras correctos. Incluso a veces, se camuflan detrás de gestos amables como formas de engañar y de manipular al otro ser humano. Vivimos en un siglo que se adora a la competitividad como eficiencia, cuando en realidad se es más eficiente con la amabilidad…

Por consecuencia hoy más que nunca se necesita desarrollar una serie de concepciones y prácticas de la amabilidad, la amabilidad consigo mismo, no ser bronco consigo mismo, si no es necesario, no ser huraño y bronco y no amable con el otro ser humano, si el otro te trata de forma correcta y adecuada… Demasiadas personas han caído en muchos males por no tener freno sobre su propia lengua…

Por tanto podríamos indicar algunas ideas o sugerencias o concepciones o relaciones:

Muchas veces, la amabilidad va unida a la modestia, modestia en el modo de hablar, en el modo de expresarse con los gestos, en el modo de mirar, en el modo de relacionarse con uno mismo y con los demás... modestia y amabilidad se lleve corbata o se lleve mono de trabajo.

La amabilidad va relacionada con alejarse de la maledicencia, del falso testimonio, del juicio temerario, de no meterse en temas de la vida personal de otras personas, de no crear rencillas, de buscar siempre la mejor solución a cualquier tema, de quitar hierro a las cuestiones, que en casi todos los casos ponemos hierro sobre hierro y fuego sobre fuego…

La amabilidad para que sea verdaderamente amable tiene que surgir de forma natural y espontánea. Pero también se debe aprender y aprehender a tenerla y practicarla. Es muy importante empezar a tener una idea positiva de uno mismo, sin exageraciones, sin caer en la baja autoestima, y empezar a tener, con racionalidad y prudencia buena concepción del ser humano en general, pueden existir muchas personas no buenas, pero en general, las personas en condiciones normales se muestran bondadosas o amables… Tampoco podemos olvidar que las personas son buenas, pero también son no buenas. Hay que defenderse del mal de los demás. Puede que alguien no te haya saludado en la calle, pero puede que esa persona vaya pensando en uno o mil problemas y ni siquiera te haya visto…

Se decía en el refrán popular, que en general, salvo excepciones “se cazan más moscas con miel que con vinagre”. No vamos a negar que a veces, una persona tiene que ponerse en su sitio, pero incluso eso se puede hacer con amabilidad. Con amabilidad se consigue por lo general más cosas que con lo contrario. Siempre habrá excepciones que no podemos negar…, porque hay personas que por defectos psicológicos o morales de su personalidad van intentando manipular y dominar a los demás. Y de esas personas hay que defenderse de la forma correcta y adecuada a la circunstancia y al problema. Porque a veces, demostrar demasiada debilidad ante la persona mala o negativa o tóxica, como ahora se dice, es contraproducente. Un ser humano, ya lo decía Tomás de Aquino, tiene el derecho y el deber de respetar la vida del otro, pero en primer lugar está en respetar la propia vida, ante sí mismo y ante los demás. Evidentemente en proporcionalidad al peligro que se avecina o que es real en sí.

La amabilidad permite o intenta alejar la ira y la cólera de uno mismo, y de uno mismo hacia los demás, y de los demás hacia uno mismo, o de uno mismo con algunos de los demás.

La ira y la cólera cuándo no sean por excepción, por una defensa esencial de la propia persona, y como último recurso. Salvo en esa excepción la ira y la cólera es la madre de enormes males hacia uno mismo y de uno mismo hacia los demás…

La amabilidad empieza a ser uno amable y afable con uno mismo. Tener piedad, misericordia, conmiseración de uno mismo. Que esto no quiere decir no ser consciente de uno mismo, de las propias virtudes y desvirtudes, de las propias potencias positivas como menos positivas… pero ser amable y afable con uno mismo, no negando los defectos de uno mismo, pero tampoco negando las virtudes de uno mismo, es el principio de tratarse de forma correcta a uno mismo… la mayoría de seres humanos no nos tratamos de forma adecuada y correcta a uno mismo, y como no lo hacemos con uno mismo no lo hacemos con los demás o con algunos de los demás…

Intenta no caer en la ira o en la cólera o en el enojo o en la inquina o en el rencor o en la maledicencia, pero también si es posible aléjate de la persona que está constantemente enojándose o encolerizándose con unos o con otros, porque van creando malestar en los demás, en si mismo, en ti mismo. En las personas que siempre tienen una supuesta razón o motivo para estar enfadado con los demás, porque en el fondo están enfadados consigo mismo…

Ser amable e intentar alejar la cólera y la ira, ser amable y afable no quiere decir no ser consciente del mal y de los males de uno mismo y de los demás. Ser amable es ser más consciente de los defectos de uno mismo y de los demás, pero en la medida de lo posible no combatir el fuego echando más leña, sino echando agua o el líquido que corresponda a la lucha contra ese fuego… Muchas veces, ante una disputa con consecuencias impredecibles, lo mejor es alejarse…

Incluso rectificar, incluso indicar errores se puede y se debe hacer, si es posible con afabilidad y amabilidad… una rectificación hecha con mesura, prudencia, racionalidad, amabilidad, afabilidad, sin que la otra persona se sienta herida, es más fácil que se tenga en cuenta… pero una corrección hecha con malas palabras o malos gestos, se convierte en un problema doble, por un lado está el mal que se quiera o se deba corregir, por otro lado, estará la forma de decir esa corrección, por lo general, el que debe recibir el mensaje no entenderá correctamente la materia misma del problema y se quedará con la forma o el trato que le da el corrector. Es decir, puede que corrija el defecto, pero se habrá convertido en un adversario del que corrige o del corrector. Si no siempre, si en muchas ocasiones…

Hay que aprender e intentar ser amables, ser afables, alejar la ira y la cólera de tus gestos, de tus palabras, de tus escritos… Puede que alguien admita en un momento y circunstancia que ha hecho algo mal, pero no lo admitirá si encima se le dice con ira y soberbia y vanidad y cólera…

Cuándo sientas la cólera, la ira, la no amabilidad, la violencia dentro de tu corazón-mente-alma aléjate del lugar, aléjate de la ocasión, deja ese asunto, deja esa discusión o ese diálogo para otro momento, pospón la conversación y la situación…, al menos si es posible o en todo lo posible que sea. Sin negar que todo ser humano debe defenderse del mal y los males que son de muchos modos y maneras y formas y concreciones…

La amabilidad ayuda a aumentar el afecto de uno mismo con uno mismo, de uno mismo con los demás, de los demás con uno mismo, pero también aumenta la seguridad, la aceptación, la amistad, la alegría, la confianza. O al menos eso creemos o al menos en la mayoría de personas. Porque no podemos negar que hay personas que la amabilidad la entienden como debilidad, y de esas personas y aptitudes y actitudes hay que defenderse correctamente… porque muchos males surgen y han nacido de la no amabilidad, de la cólera y de la ira, pero también surgen enormes males de no defenderse del mal o de los males de los otros, de su cólera e ira… No podemos olvidar y obviar que muchas personas te engañan con sus palabras y sus gestos y sus ademanes y sus sonrisas, hablando por lo general muy deprisa, para que no dejarte pensar y analizar, exigiéndote una respuesta sin dejarte pensar y analizar, sin dejar al tiempo su correspondiente tiempo… cuándo te ocurra esto, y te ocurrirá muchas veces, pospón la respuesta, la solución, el acto…

No olvidemos que un defecto más común del que desearíamos ver y percibir y saber que hay personas que en la calle parecen ángeles, como diría Francisco de Sales, y en la casa, en la propia casa, demonios…

Por tanto aprendamos y aprehendamos la amabilidad, primero con nosotros mismos, en segundo lugar, con los cercanos y familiares, y en tercer lugar, y al mismo tiempo con todos los demás, sea en la oficina, en el trabajo, en la vida diaria, etc.

Para concluir, todo el mundo le gusta ver y percibir y jugar con un perro amable y  cariñoso, que juega y que se mueve y que salta a tu alrededor o cerca de ti, y casi todo el mundo tiene aversión y no le agrada un perro, un perro que no le has hecho nada y te ladra con rabia y como con rencor… si esto nos sucede con los perros, lo mismo es aplicable a los seres humanos…

Twitter.com/jmmcaminero
© jmm caminero (20-22 marzo 2016 cr).

23 de Marzo de 2016
“Sobre la amabilidad”     
Se puede definir o describir la amabilidad como la cualidad de ser amable o dicho de otra manera aquella persona que se comporta con afabilidad, afectuosidad, con sosiego y que por eso muestra y demuestra respeto a sí mismo y a las otras personas.