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09 de Marzo de 2016
“Maledicencia”
Se puede definir la maledicencia como quitar, abolir, anular injustamente la buena fama del prójimo. Puede ser hablar mal de él sin necesidad, sin justicia, sin imperativo categórico, por ejemplo, narrar un hecho en un juicio. Es uno de los defectos, errores, costumbres, hábitos más extendidos en las sociedades humanas, en casi todos los ámbitos, familiares, laborales, sociales, medios de comunicación. Quitarle la fama a una persona, injustamente, puede provocarle heridas y consecuencias que pueden durar décadas, incluso traspasar a la siguiente generación.
Si admitimos que no se puede robar o hurtar o quitar unos zapatos que son del otro, o un trozo de tierra o cualquier otro bien, menos aún podemos quitarle a otro su fama, y peor aún si ese quitar es de forma injusta, no verdadera, es decir que no viene al caso, no es necesario por imperativo legal o imperativo moral o imperativo espiritual, etc.
¿Cómo se repara después la buena fama de una persona si se la hemos quitado o arrebatado…? ¿Y encima lo hemos hecho injustamente, sin datos y sin hechos y sin razones suficientes? ¿O siendo verdad el hecho o dato que se narra, no te obligaba a ti a decirlo o a indicarlo o a narrarlo o a contarlo dichas palabras o dichos hechos o dichas realidades, reales o supuestas del prójimo…? ¿Cuántas veces, a una persona que es más moral que las otras, las otras con menos moralidad le arrebatan o le quitan la buena fama…?
Los maestros éticos y morales y espirituales del pasado nos dicen que quitarle la fama, la buena fama a una persona injustamente es como asesinarlo dos veces…, porque le quitas el buen nombre en la sociedad y en la comunidad…
No somos conscientes que una mancha negra de tinta se tarda mucho en borrar, y siempre queda el cerco o incluso en gran parte la mancha…
La murmuración es uno de los males más extendidos, además hoy se ha extendido en algunos medios de comunicación. Por lo cual muchas personas piensan y sienten consciente o inconscientemente si “eso se dice en televisión, por qué no voy yo a hacer lo mismo yo de aquel o de aquella…”.
No hables mal de nadie, no narres nada de nadie, nada que sea malo, a no ser que por imperativo legal o imperativo moral o ético de gran necesidad lo tengas que hacer.
A veces, se utiliza el truco de empezar a hablar bien de alguien, para terminar con el puyazo o el espadazo de empezar a contar los hechos negativos y malos, reales o imaginarios, en parte verdad y en parte exagerados de esa persona, e incluso retrotraen hasta los abuelos o bisabuelos…
Algunos piensan que los que no hablan mal de otros siempre pierden, porque de ellos si hablan mal, pero ellos en cambio no hablan mal de los otros…
¿Cómo en todo juicio o enunciado moral, dónde está el equilibrio, entre la defensa justa de los propios intereses, dónde el término medio y el vocablo justo…?
Hay que intentar defenderse a uno mismo, sin necesidad de llenar de negro la fama del otro. Hay que buscar la defensa justa sin intentar caer en la maledicencia, en el falso testimonio del otro o contra del otro, en la exageración de los defectos del otro. Tampoco se puede alabar a otra persona, si tiene claros y evidentes defectos…
A veces, una persona se puede equivocarse en una palabra, conversación, hecho, dato y ha sido sin mala intención. También a veces, una persona puede cometer un hecho y no darse cuenta, y haber cometido un error. Puede suceder que se malinterpreten mal palabras, hechos, datos, de otras personas… Por tanto, todos nos podemos equivocar…
Demasiadas veces, incluso dentro de los senos familiares amplios, se juzga y se sentencia a una parte, a un individuo, y ni siquiera se le escucha su opinión, su parecer, que cuente su versión de los hechos…y esto sucede también en todos los ámbitos sociales, lugares de trabajo, entidades de ocio, comunidades de vecinos, incluso entidades filantrópicas, humanitarias y religiosas…
Siempre se ha dicho que el juicio temerario y la maledicencia ha sido la peste de conventos, seminarios, casas de órdenes religiosas, etc. Por tanto, con más razón en lugares o entidades civiles de todo tipo… Esto es un mal tan extendido, y además las personas no son conscientes de que caen en ese error.
Ciertamente tampoco podemos ignorar que hay personas que adrede, racional y voluntariamente le quitan la fama a otros, por inquina o rencor, o porque se sienten perjudicados por otros, sea un juicio real o imaginario, o para conseguir de otros algunos beneficios, para marginar y silenciar a otras personas, etc. Y para todo ello se utiliza muchas veces, el juicio temerario, la maledicencia… También se utiliza para que no se vean los defectos y males de uno mismo o de los cercanos cantamos y narramos los males y defectos de los otros, así se habla mal de los otros, y no se habla mal de nosotros mismos… Hasta se llega a hablar mal de otra persona, que en un determinado acto o hecho no ha caído en una pasión y en un error, pero tú mismo o alguien cercano a ti mismo, si ha caído, y para que no se vea el contraste entre el actuar bien de otra persona, y el actuar mal de ti mismo o de alguien cercano a ti, se habla mal del otro, cuándo tenga un pequeño error o defecto se amplificará…
No sabemos distinguir cuando a una persona se le pisa una y otra vez, y esa persona justamente se defiende, y encima por defenderse, muchas veces mínimamente, encima se le quita la fama, el honor, se utiliza los trucos de la maledicencia y del juicio temerario, se le silencia, se le aísla, incluso se le margina…
Demasiada veces, vemos en el mundo que las personas de mejor buena voluntad, las personas que se han sacrificado más, las personas más morales son tratadas y tenidas como peores, por los demás… Y encima se le quita la poca buena fama que tienen, no se le preguntan su parecer en esa cuestión o en otra… y esto sucede en todos los ámbitos, incluido en la familia, en la familia en sentido amplio…
No se puede decir que el mal es bueno, ni que lo bueno es malo, ni el bien es malo, ni el mal es bueno. Por tanto, no se puede decir que algo es bueno sabiendo que es malo, porque lo ha hecho tal individuo o tal otro. El mal o lo bueno es mal o bueno independientemente quién lo haya hecho… ciertamente juzgar la responsabilidad que tiene el que lo ha hecho, es otra cuestión… porque un hecho o acto puede ser malo en sí, pero la responsabilidad de quién lo ha realizado, la responsabilidad moral o, y la responsabilidad civil o jurídica, ya depende de multitud de factores y variables, que muchas no conocerás nunca…
No podemos negar que en algunos ambientes, las personas que no hablan de los otros, ni de los demás se les aísla, se les silencia o incluso se les margina, porque no invitan a hablar mal de nadie, porque no hablan mal de nadie, porque se pasa con ellos el tiempo más despacio y más lento y más aburrido… A veces, en algunos entes sociales la persona que no trae dimes y diretes, no es bien tratada, ni tiene demasiada empatía por los demás, porque el tiempo con esas personas parece que se hace más largo, al no hablar de nadie…
Muchos les disgusta que alguien hable bien de un acto o de un hecho o de una palabra que otra persona ha dicho o ha hecho o ha realizado y que está bien y es bueno. Pero si vería bien que hablases mal de algún hecho o acto u opinión de otra persona…
Muchas veces se cita a los demás, cuando lo demás han dicho algo en un círculo y en una situación, y se malinterpretan las palabras, o se sacan del contexto de por qué y cómo se dijeron, o se exageran, o el que las ha dicho, las ha indicado en un momento malo psicológicamente y ha indicado algo que no debería haber dicho. Y los demás deben interpretar que hay que silenciar dichos datos, etc.
Muchas veces hablas de otras personas y de temas que no te competen, que no tienes suficiente conocimiento, ni autoridad, ni tienes por qué hacerlo. Y por tanto, tú mismo te metes en líos sin necesidad. Líos que pueden ser de diferente dramatismo y de diferente complejidad y de diferentes consecuencias…
Hay autores morales y espirituales que dicen que de los defectos públicos y notorios, se puede hablar, pero siempre que se haga con misericordia y piedad. No se puede negar lo evidente. Pero tampoco se puede negar que una persona que tenga un defecto o cinco, puede tener también otras virtudes.
Quizás saber lo que es público y notorio y defectuoso de una persona, puede ayudar a otras, que son más ingenuas y que tienen menos conocimientos a defenderse del mal de las otras personas. Porque se les puede poner sobreaviso, se les puede avisar de alguna manera o de alguna forma… por eso, la dificultad enorme de averiguar dónde está el equilibrio de todo… La maledicencia ha traído enormes males, pero no avisar a otras personas de los defectos graves y notorios y públicos de otras personas, quizás también haya traído enormes males, porque otras personas más ingenuas o sin conocimientos de esas personas o de ese ambiente o de ese medio han caído en enormes males y defectos…
Para terminar siempre se ha dicho que la lengua ha matado a más personas que la espada. Creemos que este axioma, máxima, proverbio antiguo es verdad y me temo que continuará siendo verdad…
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© jmm caminero