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Tenerife 9 de Septiembre de 2015
“Ir al colegio debe ser un disfrute”, afirma
el psicólogo Víctor Camacho que aboga
por un enfoque positivo
“El colegio debe adaptase al alumno, no el alumno al colegio”, advierte el psicólogo del COP tinerfeño, para quien la comunicación entre el colegio y la familia es clave para detectar problemas.

Preparar el inicio del colegio o el regreso a las aulas ha de hacerse con tiempo, con una anticipación de una semana o diez días, y convertirlo en una actividad agradable, que resulte atractiva y muy positiva. “Transmitir entusiasmo” es la primera recomendación que hace el psicólogo Víctor Camacho, del COP de Santa Cruz de Tenerife, ante la inquietud que muchos padres, algunos primerizos en estas lides, en el inicio del curso escolar.
“Se trata de crear expectativas positivas sobre lo que se va a encontrar el niño o la niña y también de implicarlos en los preparativos, de la misma manera que los implicamos en los de las vacaciones y ellos deciden qué se llevan”, añade este psicólogo experto en cuestiones educativas.

Víctor Camacho aboga por un enfoque positivo del hecho de la vuelta al cole y  hablar de forma natural y espontánea de ello, sin transmitir angustia, pero también evitando un tipo de conversación frecuente en que los padres se refieren a este regreso como una “liberación”, advierte.

Aconseja además “empezar las mañanas lo más agradable posible, porque en muchas casas es un infierno, el levantarse, el desayuno y/o la falta de tiempo, con lo que el niño recibe nada más levantarse gritos, órdenes y todo nuestro cabreo, con el estrés que eso genera y que va a descargar seguramente en el colegio”.

Igualmente, el “paseo hasta el colegio debe ser ameno, y la despedida breve, sin dramatismos ni consejos de última hora”. Y a la salida lo mismo: “evitar acosarle con preguntas de qué te dijo el profesor, qué comiste, etcétera”.

Camacho estima que un tiempo normal de adaptación del alumno no sobrepasa las dos semanas. Si vemos que con el tiempo el niño sigue teniendo algún problema, puede haber algún trastorno adaptativo que, no oculta, a veces lo generan los padres y madres, a los que duele separarse del niño, que quieren estar omnipresentes en la vida de su hijo, y que creen que nadie más que ellos saben cómo tratarlos.

Pero dicho lo anterior, el psicólogo admite, por su experiencia profesional, que a veces es el colegio el que no encaja con el niño, “porque realmente es el colegio el que debe adaptarse a las necesidades del alumno, no el alumno al colegio”. “La adaptación es un proceso y  puede ser que haya un problema de didáctica de la escuela o del profesor”, considera.
En todo caso, cree que el profesor es la persona que mejor nos va a indicar la evolución del niño en el aula, con el que hay que mantener una comunicación fluida, inicial y a lo largo del curso. “Que nos informe de cómo va para que luego no nos llevemos sorpresas”, reitera.

También el profesor nos podrá indicar si hay síntomas de algún trastorno que requiere la valoración profesional, señala Víctor Camacho, que subraya que es la clave para detectar una patología propia del alumno y para evitar situaciones de abusos, violencia o acoso escolar, que deberá abordar de manera especializada el psicólogo o psicóloga del centro”.