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Guía de Isora 6 de Noviembre de 2015
María Bardem: “La script lo supervisa todo
en un rodaje y es la correa de transmisión
entre el director y el montador”
“Antes las compañías preguntaban quién era la script antes de asegurar una película”.
Habla siempre de la script, aunque nos aclara que también hay hombres que se dedican a este oficio, pero son menos. María Bardem se encuentra en MiradasDoc para impartir un taller sobre los entresijos de su profesión, cuyo nombre se podría traducir al español como “supervisión de continuidad”. Es hija, hermana, prima y sobrina de famosos, pero ella optó en su día por vivir el cine desde atrás y haciendo cosas aparentemente tan simples como evitar los famosos fallos de raccord. “La script es la correa de transmisión entre el director y el montador”, resume con modestia. En realidad, los scripts son lo más parecido a un notario que se puede encontrar durante el rodaje de una película: lo saben y lo registran todo.

-El suyo es un oficio poco conocido. ¿Qué es un script?
-Bueno, las películas no se ruedan por orden, sino haciendo un plan de trabajo que responde a exigencias de sesiones de los actores, localizaciones, época del año… Entonces, tiene que haber una persona que supervise la continuidad, que todo pegue cuando va a montaje, y esa persona es la script. Tú, por ejemplo, puedes estar ahora con un reloj, con un peinado, y te rodamos un plano, y el siguiente lo tienes que rodar dentro de un mes y tienes que estar igual. Hay líneas de continuidad a todos los niveles: vestuario, atrezo, iluminación, maquillaje, peluquería… Cada departamento supervisa su propia continuidad porque en ello les va la vida, pero siempre tiene que haber alguien por encima que supervise que todo esté correctamente.

-¿Entonces la continuidad sería la traducción idónea de la famosa palabra raccord?
-Siempre se asocia script con raccord, que es el punto en que se empalman dos planos. Antes, ese empalme se hacía físicamente con un aparato y con papel celo. ¿Qué es el raccord? El punto donde saltamos de un plano a otro sin que se note. ¿Qué pasa cuando no está bien el raccord? Que hay saltos –un fallo de raccord, que en realidad es un fallo de continuidad–. Y los fallos de raccord se les achacan muchas veces a las scripts, pero no son de las scripts. Un fallo de raccord gordo tú lo ves montado y tienes que fijarte mucho para darte cuenta.

-Las scripts también velan por el cumplimiento del guion, ¿no?
-Sí, tenemos que estar pendientes de que las cosas que se dicen y se describen en el guion se lleven a cabo. Al director a veces se le pasan las cosas, entonces tienes que estar pendiente y decirle: “Oye, que ahora este actor dice esto”. Y una de las partes difíciles es saber cuándo tienes que parar con un actor para que no se ponga nervioso. Los actores son la parte más voluble y delicada de una película. La gente se cree que actuar es “hala, viva la Virgen”… No, no, no: están muy limitados con una marca, tienen que hacer el raccord, tienen que mover una mano… Y encima, después de todas esas limitaciones, tienen que traspasar y llegar a la gente.

-¿Cuál es el papel de la script en el cine documental?
-No lo hay. Bueno, siempre que hay un hecho fílmico alguien tiene que apuntar, y esa parte también se la lleva la script. Eso quiere decir que tu labor es anotarlo todo. Cada vez es menos importante la continuidad como tal; antes lo era más porque rodabas con un soporte muy caro, que era el negativo. Pero ahora, como el soporte es barato todo se ha aligerado. Entonces, nuestro trabajo se convierte en ser apuntadoras, anotar, anotar y anotar para contarle al montador. Desde ese punto de vista, en los documentales tiene que haber alguien.

-¿Las nuevas tecnologías han puesto en peligro el oficio de script?
-El oficio está en peligro desde el momento en que parece que cualquiera puede hacerlo. Está en peligro por masificación, si quieres. Hay gente que no lleva script, directamente, porque cree que no es necesario, pero es un trabajo muy serio, muy especializado, y te lleva toda la vida aprender, pero ahora ya no es tan importante; no sé cómo explicarlo… Antes las compañías americanas preguntaban quién era la script y quién el foquista antes de asegurar una película. Un buen foquista es una joya, como un buen microfonista. Poner bien un micro es un arte.

-¿Cuál es la relación entre la script y el montador?
-Yo trabajo para el montador. Yo soy la correa de transmisión entre el director y el montador. Todas estas notas que tomamos son para el montador. Nosotros preparamos cada día, de cada secuencia, un informe. Él va recibiendo el material y con las notas de la script va haciendo su montaje. Los montadores son los primeros que ven la película hilvanada. Fíjate si es importante el montaje que no todos los directores americanos tienen derecho al final cut, que es el montaje final. Muchas veces queda en manos de los productores, o sea, el director rueda y dice adiós, que es algo alucinante. En España no estamos acostumbrados a eso.

-¿En qué consiste el taller que está impartiendo en MiradasDoc?
-Bueno, una vez me propusieron dar un curso en verano para la Escuela de Cinematografía y Audiovisual de Madrid (ECAM), abierto al público, y lo sigo dando todos los años. Y tiene éxito, no me preguntes por qué. Todos los años se apunta mucha gente; como tampoco se puede estudiar en ningún lado, se ve que despierta curiosidad. Entonces, a la gente de MiradasDoc le pareció interesante y me llamaron.

-Usted comenzó trabajando con su padre, el director Juan Antonio Bardem. ¿Cómo fueron esos inicios?
-Sí, a mis hermanos y a mí nos gustaba mucho el cine porque mi padre nos llevaba a ver películas, pero yo creo que ninguno quería dedicarse a esto. Yo, por ejemplo, estudié psicología. Pero en un momento dado le dije que quería ganar dinero y empezar un oficio. Yo siempre digo de broma que si él hubiera sido Coppola me habría dicho: “Ven aquí, hija mía, yo te voy a enseñar el oficio para que tú dirijas”. Pero no: en la vida se le ocurrió decirme que yo iba a ser directora. Le dije que me llevara de meritoria para una película en inglés y así aprendí los rudimentos, porque las scripts con las que trabajaba no me enseñaron casi nada.