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Tenerife 6 de Febrero de 2015
Morderse las uñas, mascar chicle y comer frutos secos  en exceso daña la articulación
de la mandíbula
La cirujana oral y maxilofacial de Quirón en Tenerife, la doctora Adriana Serrano Álvarez-Buylla, indica que el síndrome de dolor miofascial se puede controlar si evitamos determinados hábitos y controlamos el estrés.

El dolor facial, sentir fatiga en los músculos de la cara o no poder abrir bien la boca pueden ser síntomas de estar sufriendo síndrome de dolor miofascial, una enfermedad psicofisiológica que provoca una alteración funcional de los músculos de la mandíbula y que llega a reducir considerablemente la calidad de vida de quienes la padecen.
La cirujana maxilofacial de Quirón Tenerife y Quirón Costa Adeje Adriana Serrano
Álvarez-Buylla asegura que el 30% de la población ha sufrido o sufrirá alguno de estos síntomas a lo largo de su vida y que este tipo de patología y sus consecuencias mejoran si evitamos determinados hábitos como mordernos las uñas, mascar chicle o comer frutos secos en exceso.

“El estrés y determinadas posturas, como apoyar la cabeza sobre el puño de forma prolongada o mantenerla hacia delante cuando estamos frente a la pantalla del ordenador, son también perjudiciales”, continúa la especialista, al tiempo que recomienda que evitemos abrir la boca en exceso para, por ejemplo, comer una manzana o un bocadillo.

La doctora Serrano afirma, además, que ser mujer, tener entre 30 y 50 años, el bruxismo (apretar los dientes), la fibromialgia, el estrés o tener prótesis dental o coronas mal ajustadas son factores de riesgo que predisponen a tener esta dolencia.

“La mayoría de los casos que vemos en consulta son leves, pero hay ocasiones en que los pacientes llegan contracturados, de tal forma que tienen limitaciones para hablar o abrir la boca”, subraya la cirujana. Su diagnóstico es muy complejo debido a que sus síntomas son similares a los de otras patologías como las cervicalgias, las neuralgias o el síndrome de disfunción temporamandibular, que afecta a la articulación y que puede deberse a la presencia de  artrosis en la zona, artritis o un desplazamiento del disco.

Diversos tratamientos
En cuanto al tratamiento, apunta que este se define en función de la situación de cada paciente. En algunos casos se puede optar por la administración de fármacos antiinflamatorios, miorrelajantes o antidepresivos y, en otros, la mejor opción son los tratamientos funcionales, que implican la utilización de férulas. Como terapia de choque, a veces se recomienda una dieta basada en alimentos triturados para evitar que el paciente mastique y así lograr que la musculatura de la zona descanse. 

También suele ser efectiva la aplicación de calor local y las técnicas de relajación por medio de fisioterapia específica, que implican no solo masajes en la zona, sino también practicar determinados ejercicios para relajarla y fortalecer sus músculos: colocar la lengua en la parte posterior del paladar y al mismo tiempo abrir y cerrar la boca varias veces y, frente al espejo, hacer movimientos de mandíbula hacia delante y hacia ambos lados.