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Arona 28 de Enero de 2015
Se huele a carnaval
Cuando llegan los carnavales, las
personas vivimos un mundo de colores,
del desmadre, descargando toxinas
bailando y paseando por las calles
en muchos lugares de España gozando
con alegría o tranquilidad, según la forma
de ser de cada individuo.

Salen Murgas a interpretar sus canciones con parodias, bandas de rock, orquestas de salsa, agrupaciones folclóricas, las discotecas ambientadas con locos disfrazados, las terrazas con máscaras divertidas, fiestas privadas en miles de hogares, verbenas con el sonido de canciones de moda, los chiringuitos vendiendo perros calientes, bocadillos, tapas de todo tipo y formas, copas de vinos, whiskys, rones, cervezas a miles y un sinfín de cócteles molotov, porque veces bebemos sin saber cuándo hemos perdido el control del sabor enloquecidos marcando el paso de ritmos musicales.
Según las edades y educación es la forma de divertirnos en la calle, porque la educación marca las formas de expresarnos, marca el gusto de las canciones, incluso el motivo porque sales a la calle y cada uno sabrá dichas razones. Cuando eres muy joven la sangre hierve veinticuatro horas y en muchos casos salíamos a bailar al pesque de la mirada del sexo opuesto esperando el surgir de la química, para pasar al plan b, que consiste en atacar acercándote echando un vistazo disimuladamente alrededor para comprobar si había competencia, porque si existe alguna competencia el plan b termina derrumbándose y volvemos al plan a en busca de nuevas clavadas de miradas químicas.

Cuando eres joven aguantas hasta el amanecer porque puedes dormir siete u ocho horas tranquilamente para recuperar energía, pero cuando pasamos de los cuarenta años, la energía es mínima y si estás de amanecida, puedes estar tres días para recuperarte con la sensación de estar enfermo hecho polvo, porque las edades jamás perdonan.

Antes veía a todas las murgas en directo o por la tele con sus parodias, porque me hacían reír, pero el tiempo hizo que perdiera las ganas de verlos y escuchar sus letras y en cartas anteriores expliqué las razones muy claras. En su día hablé con el director del los Bambones y comprendió mis razones con respeto, y él respondiendo, las murgas son tradiciones en carnaval y para los interesados de las razones porque ya no me gusta escuchar las murgas, es porque cantan lo que todos sabemos al político sentado entre el público y a pesar de la caña que reciben todos reímos, algo surrealista a mi forma de pensar.

Este año seguro que las murgas cantarán con letras a la corrupción, al petróleo, a Soria, a Paulino y a todas las comidillas diarias que vemos en los diferentes medios de comunicación. Salgo al carnaval de día, porque llevo a mi hija y gracias a ella, pasearé nuevamente, especialmente por la famosa calle La Noria en Santa Cruz y saludaré a los amigos con los que tropiezo porque me pasa como a las personas que tienen perros y gracias a que tienen que sacarlos a defecar, dan ese paseo diario por las calle, es decir, el perro saca al ser humano. Como siempre despido, “Gracias por estar ahí regalándome vuestro hermoso y valioso tiempo” y si por casualidad salen al carnaval, espero vernos y que nos demos un saludo cariñoso. Un abrazo.

Juan Santana