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Guía de Isora 2 de Junio 2015
Valle de Santiago
Iba a escribir de las elecciones y sobre todo
de nuestro líder, ministro y jefe de los fachas guanches,
pero se me adelantaron unos colegas del susodicho
que lo describieron mejor que yo: “Arrogante, prepotente,
insensible y que hizo que los castellanos viejos perdieran las elecciones, etc”.

En los medios de acá nunca se dijo nada de don José Manuel, más bien al contrario, lo que demuestra el grado de aplatanamiento – perdón – que nos sigue marcando desde la conquista que no ha cesado. Porque, entre nosotros, don Soria es antipático y su prepotencia es coyuntural, de manera que, cuando las carnes se le aflojen o imputen a su ídolo – Aznar – regresará al muelle, se dejará el bigote y mirará a las antípodas añorando a Australia y de lo que no pudo ser y no fue. Un faycán, ¿un faycán?, pues sí: casi como un Guanarteme que hasta ayer nada temía y hoy pocos saben – salvo el señor Antona, de los Asier de toda la vida en La Palma – que el zezeo es muy típico de Telde, solar de sus antepasados, muy pasados. O sea que como epílogo elegíaco, ñós, acabamos con este preámbulo que poco tiene que ver con el enunciado de esta crónica, porque yo quería hablar de Santiago del Teide que es el municipio vecino aunque nunca hemos estado como debe estar una comunidad aledaña. Todo se andará.
Y resulta que hoy llamé al candidato por Coalición Canaria (…) don Jonathan Martín Fumero al Ayuntamiento Santiaguero y que perdió las elecciones en su pueblo, por lo que uno – perdedor veterano y reiterativo más de la cuenta – sabe del dolor que se siente en esas circunstancias: pocas cosas duelen tanto y tienen escasa respuesta cómo el saberse que la suma de sus votos son menos que los que lograron los rivales de toda la vida. Y hablamos ambos, tan cerca y tan lejos. ¿Sabes, me dijo, que aún la gente dice que se vota a la persona…? pues no estoy de acuerdo - le intento consolar-  nunca lo he estado y no es una justificación, tranqui; tu eres nacionalista y yo no, porque si lo fuera o lo fuese sería independentista con todas las consecuencias, o sea. ¿De verdad?, sí, puedes creerme, ya estoy mayor y sé lo que te digo. Y abundo diciéndole que tu pueblo no es de derechas, sino que las circunstancias son las que son. Al fin y al cabo estamos pegados, como quién dice, puerta con puerta, o como siameses unídos por la espalda. Un fallo subsanable en pocos años, paciencia, le digo como si uno fuera un confesor. El pueblo mío era muy de derechas y hoy ganan los que ganan por que es lógico que así sea. La consigna es – me permito el consejo –  echar a los fachas de las instituciones y que se dediquen a sus negocios que deberán estar mejor vigilados. La política es para el que tenga esa pasión que tú tienes y no para medianeros que es el caso. Por tu pueblo, sigo, ha pasado mucho mafiosillo refugiado en el oeste y demasiado cura trabucaire, como aquí en el mío, pero eso se sana (…) con otra gente, con la juventud que ya estará cansada de sentirse tan azul que se marea y que ahora se estará preguntando cuestiones de las que no se habían dado cuenta hasta el lunes, cuando la villa se despertó sabedora que don Mariano o La Guirre son sus referentes para el futuro. Nada que ver con el almendro y su dulce, fresca e inolvidable sombra, ¿verdad?, si.

Bueno…eres joven y quieres que tu pueblo sea mejor. Ya es suficiente.

Y nos despedimos, no sin reiterar que hablé con el cabeza de lista de Coalición Canaria y que lo que puede leerse en esta crónica es la pura verdad. Y como aquí nos conocemos todos, o casi, el pueblo sabe que yo soy un rojo – le repetí más de una vez – y es circunstancia de la que me siento satisfecho.…¿no sé si me explico?, sí, sí – me dijo – te entiendo. Y se despidió con un ¡salud! muy saludable, valga la redundancia.

Cheche Dorta