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Guía de Isora 30 de Abril 2015
Chillida y Manrique
Ahora que estamos inmersos en las elecciones
a concejales, consejeros y diputados canarios,
es hora de hablar un poco de lo que pudo haber
sido y no fue, por lo que acudo a dos artistas
que ya no están aquí para intentar un ensayo
que explique someramente las salvajada
de las que somos capaces, tales como que no se hiciera una obra de arte en la montaña de Tindaya en Fuerteventura o que César Manrique sufriera un accidente (…) y, después de su muerte todo Lanzarote se pudrió. Una casualidad, un choque fortuito en una recta al salir de su casa.

Y es que Manrique se puso en contra de las mafias conejeras hablando alto y claro denunciando que destruirían la isla si se les dejaba. Y se murió. Ya nada fue igual y hoy esta isla inigualable se ha llenado de todo lo malo que César denunciaba. Un accidente casual o causal, es casi lo mismo, acabó con su vida y con la isla que él puso en el mapa. También, Eduardo Chillida imaginó en la montaña casi mágica que ya fue expoliada, vendiendo sus piedras los golfos que están libres, una obra universal que, de haberse llevado a cabo, retrataba a la mafia que manda en la isla majorera. También falleció y no se hizo lo que el vasco pensaba que le daría categoría y dinero a Fuerteventura.
Hubo protestas de los maníacos arqueólogos que ayudaron a la paralización de lo que hemos citado, tal vez con buena intención para preservar grabados presuntamente aborígenes, pero olvidando los ya descubiertos y destruidos. Creo que la obra del escultor y los podomorfos eran compatibles. Lo que no era decente y casi no hubo protestas es la corrupción que ha convertido a Lanzarote casi tan vasalla como cuando el normando la conquistó en un rato. Y aparte de Dimas, el buen ladrón, surgieron multitudes de políticos, empresarios y gente que no era gente y masacraron la isla. A la vista está.

Acá, en Tenerife que es un poco más grande, la cosa viene de más atrás, pero se han destruido sus mejores símbolos que, sobre todos, está El Teide y el teleférico que para el que suscribe es el mayor atentado que puede cometerse sobre una obra de arte que es el caso y que administra una sociedad con ánimo de lucro, gestionando una horrorosa construcción que lleva a la cutre masa que nos visita, casi hasta la cima del volcán que aún aguanta, de momento. Un ejemplo que puede comprobarse por cualquiera que tome la carretera dorsal por donde en cualquier recodo del camino se ve la mole perfecta, aún lejos, majestuosa e intocable o lo parece, pero después, a medida que nos vamos acercando, pasado El Portillo que, como su nombre indica, da entrada a un parque casi temático y basturrión. Así lo creo y lo escribo. Abundando y como entremeses de banquete de corbata rota o de primera y última comunión, podíamos citar el Puerto de Granadilla, el Anillo Insular, el Puerto de Garachico, el Tren de don Ricardo, la plaga de rotondas que huele a pelotazo, los horribles poblados que se ven en el litoral, la infame arquitectura de las zonas turísticas (todo casi igual de feo), la devastación del Valle de la Orotava y de Los Gigantes, etc……

No soy muy optimista al respecto, pero aún albergo (…) la esperanza de que en los programas electorales haya un apartado que hable de lo anterior, pero ¿qué partido o coalición se va a atrever a criticar las obras citadas? ¿qué político dirá que el anillo insular, por ejemplo, ha causado más males que bien…? ¿qué candidato se opondrá al teleférico..? Ninguno. Ninguna. Basta comprobar que el bien llamado “mamotreto” en la ciénaga de Las Teresitas no lo quieren tirar los canarios de corazón. Y don Alonso – medio quijote si es – logra un pacto pre electoral para que el Anillo (…) se cierre porque, dice, que ¡es un clamor de la sociedad tinerfeña que esta obra prioritaria se termine aunque cueste lo que cueste! Mucho más que los hospitales, o erradicar la pobreza, el paro, la miseria, el analfabetismo, las urgencias, las listas de espera y otras menudencias.

Siento curiosidad por leer las propuestas que harán los diferentes partidos y coaliciones, por qué modelo de municipio, isla o comunidad en sus programas, aunque me temo que la crisis también se ha instalado en las mentes de los presuntos ideólogos.

Y no hablo de ética, virtud que no da votos, sino de buen gusto y de estética: no hay más que verlos y ver la isla. Ah, antes que se me olvide: el responsable de carreteras es también de ¡paisaje!, ambas áreas incompatibles. Creo.

Resumen: la muerte de César Manrique fue un accidente y El Teide está a salvo con el teleférico. Y el mar libre de chapapote. Y los lagartos riéndose. Y los perros que están en el escudo de Canarias a lo mejor son amanerados. Nunca se sabe.

Cheche Dorta