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Tenerife 14 de Abril de 2015
El primer director de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, Santiago Sabina, recibió
un homenaje

El presidente del Cabildo, Carlos Alonso, y el consejero de Cultura y Patrimonio Histórico, Cristóbal de la Rosa, asistieron el pasado sábado al homenaje a Santiago Sabina Corona (1893-1966), quien fuera el primer director de esta formación en 1935, bajo de la denominación de Orquesta de Cámara de Canarias. Esta iniciativa ha sido promovida por la Tertulia Amigos del 25 de julio con la colaboración con la Corporación insular y el Ayuntamiento de Santa Cruz, y tuvo lugar en el Teatro Guimerá.
El acto comenzó con el descubrimiento de un busto del compositor, realizado
por la escultora Ana Lilia Martín Rodríguez, que está ubicado en el hall del teatro. A continuación se dio lectura a una semblanza del homenajeado, a cargo de Ana María Díaz Pérez, biógrafa de Santiago Sabina Corona (1893-1966) y continuó con un concierto de la Sinfónica de Tenerife en un programa que incluyó dos obras capitales de Santiago Sabina, Danza Exótica y Fuga en Re menor, a la que se añadió la partitura de Cantos Canarios de Teobaldo Power, de la que el homenajeado llevó a cabo la orquestación de forma inédita.

Santiago Sabina tuvo sus primeros contactos con la música de la mano de Ricardo Sendra, quien le recomendó entonces que finalizara sus estudios de piano y armonía en Madrid. A pesar de haber mostrado grandes dotes de pianista, pronto cambió su especialización por la de director y en 1910, con solo 17 años, su batuta debutó en el teatro de la Princesa en Valencia.

Este fue el principio de una trayectoria que durante varios años le llevó al podio de distintas compañías de opereta y zarzuela de España hasta que entre 1914 y 1934 emprendió una serie de giras por la Península, Europa, América y Oriente Próximo, una experiencia que le permitió compartir temporada con autores como Vincent d’Indy, Debussy o Ravel.

Pero mientras adquiría experiencia y perspectiva en la labor de dirección orquestal, Santiago Sabina no abandonó su faceta creativa, lo que dio lugar a un amplio catálogo de obras, dos ocupaciones que fueron compartidas, a partir de 1949, con las de profesor y subdirector del Conservatorio de Música y Declamación de Santa Cruz de Tenerife.

Como director y programador durante más de 30 años de la Orquesta de Cámara de Canarias, germen de la actual Sinfónica de Tenerife, se destaca su gran aperturismo –probablemente adquirido durante su estancia en París, donde fue invitado a dirigir ópera– a la hora de apostar por la difusión de una gran variedad de estilos y autores, no solo exclusivamente españoles. Así, el público tinerfeño de aquel entonces podía escuchar tanto piezas de Jesús Guridi, Conrado del Campo, Joaquín Turina o Ruperto Chapí junto a las melodías de Bach, Mozart, Beethoven, Mendelssohn, Debussy o Falla.

Este homenaje a la figura de Santiago Sabina reconoce la figura de un hombre que puso la música en permanente diálogo con la sociedad tinerfeña de su época que, una vez convertido en una de las figuras del panorama español con peso internacional, decidió volver a su tierra para aproximar el sinfonismo europeo a Canarias.